miércoles, octubre 07, 2009

La ciencia no necesita tijeras

Hace años que no escribo por aquí. Todo indica que no lo vuelva a hacer, pero la situación de la ciencia en España necesita que cada uno alce la voz donde pueda.

A iniciativa de Javier Peláez, el irreductible, hoy es el día en el cual nos quejamos de un Gobierno que, pese a prometer el cambio de tendencia económica en España (pasar del ladrillo a la innovación), decide recortar los presupuestos en ciencia. Como si tu proveedor de Internet te promete una conexión más rápida y te baja el ancho de banda.

Al final me he animado a escribir esta entrada gracias a Jonarano. Creo que, entre las muchas razones para estar en contra del recorte, nunca está de más dar testimonios personales.

En mi caso, mi madre tuvo un accidente de coche que le dejo mal el cuello. Fue gracias a la medicina y a la ingeniería que alguien inventó una máquina para operar en zonas tan delicadas, lo que le permite llevar hoy una vida normal, casi igual que antes del accidente. No sólo hay que invertir en formar médicos e ingenieros, también en sus proyectos a posteriori, cultivar el campo y regalar toda la cosecha, algo que nuestros abuelos veían absurdo por mucha cortapisa o discurso que les contasen.

Y ya en mi caso personal, voy a necesitar una 'actuación' médica (nada preocupante ;) ) que en España en 1980 aún no se ofrecía. Uno de los hitos de la medicina, a día de hoy visto ya como algo corriente. Un logro que existe gracias a que, en su día, se invirtió en su desarrollo. Y no hablo de que sea caro, hablo de que, con recortes en presupuestos para ciencia como los que propone el Gobierno, ni siquiera sería posible aun teniendo todo el oro del mundo.



Os he contado motivos personales, en parte egoístas, pero hay mil más: Colón no hubiese descubierto América, el cáncer seguiría siendo letal en casi todos los casos, adiós al tráfico aéreo (y de coches, barcos...), no existiría la mayor infraestructura de comunicación jamás creada... Algo tan sencillo como el hormigón (¡lo crearon los romanos!) también necesitó de gente que invirtiese su dinero en ellos...

¡Y qué narices! Desde pequeño siempre he defendido que aprender es divertido. Si no hay presupuesto para I+D+i, corremos el riesgo de quedarnos sin cosas nuevas que aprender!

Porque la ciencia no necesita tijeras.