sábado, marzo 04, 2006

Evolución simulada

Para aquellos que gustan de dedicar cierto porcentaje de nuestro tiempo de vida a los juegos (o para aquellos que debemos -por indicación médica- dedicar parte de nuestro tiempo de juegos a la vida :P) la palabra simulación generalmente se aplica a dos cosas: juegos de figuritas (por ejemplo, la batalla del 2 de agosto en Donosti) y simuladores.

Dejando a un lado las batallitas, podríamos hablar de muchos simuladores: de vuelo, de realidad virtual, de cortar el césped (guiño-guiño) pero si de verdad alguno ha triunfado, ha sido el género de sims.

Hablamos del SimCity, Theme Hospital y otros muchos son sims, simuladores de alguna circunstancia en concreto. Como en Rollercoaster Tycoon, por ejemplo. Cada uno tiene su temática y engancha a cierto grupo de personas.

El caso de Los Sims (al que todavía no he podido jugar!! :''( ) es especial dado el triunfo conseguido: ser el videojuego más jugado por mujeres. Y mira que el Tetris y el Puzzle Bubble de la sala de recreativos estaban siempre ocupados, pero parece que por fin, la mujer va tomando relevancia en el mundo del videojuego.

Con 7 ampliaciones y una segunda parte más que exitosa y que promete dar mucha guerra todavía, Los Sims son uno de los pocos juegos que dan un vuelco, un giro de tuerca, a los videojuegos. Pong, Space Invaders, Mario, Wolfenstein 3D, Final Fantasy VII, Tomb Raider, Half-Life (el 1 por la historia y el 2 por la física) son unos cuántos (tampoco hay muchos más) de los elegidos, de los juegos con nombre propio. Digamos que uno fue el fuego, otro fue la rueda, otro la escritura, y así sucesivamente.

Pues bien, tenemos entre nosotros otro de esos grandes juegos que marcará un hito. Probablemente no guste tanto a las mujeres en general como a los geeks, a los amantes de la naturaleza, a la gente de ciencias. Indistintamente de que sean hombres o mujeres. Se llama Spore, y se prevé su salida al mercado para finales de año.

Aquí os dejo el vídeo, que dura 35 minutos y está en inglés sin subtitular.




Os comento el vídeo por si algunas cosas no os quedan claras:


Empezamos siendo un protozoo (un microorganismo) que se alimenta de células vegetales. En cierto punto, el protozoo pondrá un huevo, dando paso a la siguiente generación. Pero claro, las especies evolucionan. Y seremos nosotros quienes elijamos su evolución. En vez de añadirle más patas, o unos flagelos, le añadimos una púa en el frontal. Gracias a esta púa podemos atacar y comer células animales. Bienvenidos al heterotrofismo. Podíamos haber seguido siendo animales herbívoros, pero en el ejemplo no lo han elegido, lo que no quita que cuando juguemos nosotros no lo escojamos...

Damos un salto de 7 generaciones (obviamente el tiempo del juego está acelerado, si juegas antes de hacer la cena, pues tardarías muchos millones de años en hacer la cena, y a lo mejor el/la que vive contigo tiene hambre...), y nuestro protozoo se ha convertido en un pequeño ser acuático.

Viviendo bajo el agua, es más o menos lo mismo. Comer y que no te coman. Con un añadido. A partir de este momento, si juegas online, los demás animales son los de otros jugadores. Y de nuevo, también pondremos huevos, que haremos evolucionar como queramos.

Éste es uno de los mejores momentos. Donde modelamos en 3D cómo queremos que sea nuestra criaturita. Cualquier cosa es posible: Tamaño del morro, longitud y grosor, posición natural de la columna, cola (o colas), patas, pies, ojos... todo lo que se te pueda ocurrir. Yo siempre he dicho que el ser humano debería de tener 4 brazos, pero en fin...

El tipo deja nuestra criatura con una cola revirada con extremo prensil/atacador, morro más corto, dos patas traseras y una delantera. Le llamaremos "Trespies". Véanlo para hacerse una mejor idea.

Por fin, salimos del agua a la tierra. Lo primero que vemos son otras criaturas de una sola pata. Las pobres están en desventaja respecto a nosotros, así que, empieza la lucha por la supervivencia. Y nos lo comemos. El entorno del mundo está impecable. Quizás la sangre falle un poco, pero fíjense en todo lo demás.

Pero mientras Trespies come, aparece un depredador. Una especie de araña con patas de metro y algo de largo. Toca huir y abandonar la comida.

¿Saben lo que es la berrea? Pues aquí lo mismo. Nuestro amiguito también puede emitir sonidos para buscar hembra y aparearse, dando paso a la siguiente generación. Qué bonito es el amor.

En este momento nos enseñan otras posibles criaturas. Una genial muestra de la variedad que puede dar este juego. Después de verlas, aumentaremos la inteligencia de Trespies.

Al aumentarle la inteligencia, abandonamos a Trespies y lo que hacemos es controlar la manada de Trespies. Como vemos, han construido un par de rústicos edificios. A este nivel, podremos darles la capacidad de crear y usar herramientas, como una lanza, cerámica o el fuego.

Para avanzar en el juego, mejoraremos su choza.

Obviamente el juego está trucado. El presentador muestra todo lo que se puede hacer en un tiempo que no es el mismo de juego. Si te compras el juego no te lo vas a pasar en 35 minutos. Sé que es muy obvio, pero conviene aclararlo.

Tenemos ya una ciudad, una civilización de Trespies. A partir de aquí mejoraremos sus edificios (a nuestro antojo) y la civilización irá avanzando. Hasta que, de repente, otra civilización nos ataca. ¡¡¡Llega el momento de dominar el mundo!!!

Tras una serie de guerras, podemos hacernos con el control del mundo. Sí, viva el genocidio, pero esto es un juego, recuérdenlo.

Y una vez conquistado el mundo, ¿qué nos queda por conquistar? ¡Otro planeta! Podemos colonizar un planeta yermo, o buscar uno habitado en nuestro sistema solar...

En fin, la parte de la ciudad y el espacio se las dejo para que la vean, sólo les cuento una cosa: hay un detalle friki que me encanta...

El juego se llama Spore. Y tiene que ser mío.



Sólo espero que los americanos no se lo tomen como ejemplo del diseño inteligente... ¬¬

1 comentario:

loretahur dijo...

Yo también llevo bastante tiempo detrás de un juego de los Sims pero por ahora no he probado ninguno :-(

Pero veo que cumplo bien con los estereotipos de mujeres jugadoras: de joven era un enviciada del bubble double...