miércoles, febrero 22, 2006

Casualidades

Es curioso cómo a veces suceden casualidades.

Hoy he ido a entregar un DVD a un "cliente". He llegado 10 minutos tarde, pero no se ha molestado. Hemos estado hablando un rato, del trabajo, de una idea que tiene que me podría proporcionar más trabajo en un futuro a medio plazo... Pues eso, esas cosas de las que se habla mientras tomas un café.

Después me he marchado a la Escuela Oficial de Idiomas de Bilbao a matricularme por libre para el examen elemental (querido Watson :P ) de italiano. Debería haber ido antes, pero por hache o por be, no he ido hasta hoy. Y fíjate tú, que al entrar me encuentro con María la rubia, una compañera del instituto, aunque no íbamos a la misma clase. La cosa no ha pasado más allá de un 'aupa' y creo que habrá tardado un poco en reconocerme. Si hace tiempo que no me ves, con estas greñas no es fácil reconocerme.

He ido a secretaría y he estado rellenando lo que me faltaba, que era más bien poquito. Al salir, decido coger el autobús en vez del metro para volver a casa. La semana pasada descubrí que el autobús que para a 20 metros de mi casa para también en la Escuela de Idiomas.

Mientras esperaba en la parada, ha cruzado hacia mí la monitora de un grupo de confirmación de mi barrio. He intentado recordar el nombre, pero la mermelada gris de dentro del coco no ha encontrado la información. A veces hay cosas que se traspapelan. Y no, ella (¿Itziar?) no me ha reconocido.

He seguido esperando al autobús, y mientras jugaba con mi maquinita de sudokus, me ha dado por alzar la vista, y justo, ante el semáforo, un coche de autoescuela esperando al verde. La conductora, una compañera del colegio, el que dejé tras 5º de EGB. Alguna vez la he visto por ahí, pero siempre de lejos, o demasiado tarde para saludar. Tampoco es que tenga mucho que hablar con ella. Vanessa se llama. Ha mirado un par de veces hacia mí, sin el menor gesto de reconocerme. Lo mismo, yo siempre he sido de pelo cortito, y con estas melenas y tras tanto tiempo, pues no le vamos a pedir a la chavala cosas imposibles...

Y por último, al subir al autobús, estaba una chica sentada, que sólo la conozco de vista (ni siquiera nos decimos 'Hola' ni nada) que suele ir en el autobús en el que voy (iba) al curro. Nunca me la había encontrado en el autobús en el sentido de vuelta.

Pues eso, que me agrada ver gente que hace tiempo que no veo, y lo que decía, que si no fuese porque he llegado un poco tarde a lo del DVD, porque no he ido antes a la escuela de idiomas, y porque he decidido coger el autobús, no habría visto a esta gente.

Y si queréis que rice más el rizo, si no hubiese sido porque estuve editando el DVD famoso éste, muy probablemente Inazio, un profesor, no me habría propuesto para el trabajo que tenía (aquél de las fotos) y al que volveré cuando nos manden desde Siberia-Gasteiz los vídeos que faltan, que deben ser un porrón.

Suelo dudar de las casualidades, y más en estos casos. Siempre he creído que Dios es un cabroncete manipulador. Y debo de caerle simpático, porque de momento (esto lo escribo a una sola mano porque con la otra estoy tocando madera) todo me va bien.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues haber cuando coincidimos tu y yo XD que solo nos vemos en Jornadas y una vez de camino al trabajo que llegabas tarde! :P