jueves, mayo 11, 2006

Nostalgias

Es extraño el sentimiento de la nostalgia. Echar de menos algo que ya no tienes y que puede que no vuelvas a tener. Echar de menos algo que te gustó, que disfrutaste, y que nunca volverá. Bien pensado es un sentimiento un tanto estúpido. Etimologicamente es una palabra griega, que proviene de 'regreso' y 'dolor'. Algo así como el dolor del regreso, el dolor de traer de vuelta lo que fue y ya no será. Es un dolor no tan hiriente como otros, pero un dolor al fin y al cabo. Pasar un mal rato recordando lo que nunca más será. Y nos gusta.

Dicen que sarna con gusto no pica. Prefiero pensar que un mordisco no duele tanto si dentro lleva un beso. Como una salsa agridulce, como chorizo picante con pan dulce. Esa punzada en el corazón no duele tanto como parece, y le hace latir con más intensidad.

Soy un poco raro en bastantes aspectos. Para la nostalgia también. Desde los 11 años siento nostalgia por muchas cosas. Muchas de ellas ni siquiera las había conocido, pero era verlas, oírlas, y, además de gustarme, sentía una nostalgia profunda de ellas. Canciones de otra época, que yo no había vivido, las oía y pensaba en lo que me había perdido, pero con esa sensación de haber estado ahí. Extraño, sí, pero quien dice que los hombres somos simples es porque no ha pasado del índice.

No es que sufra yo de melancolía o nostalgia crónica. Tampoco creo que cualquier tiempo pasado fuese mejor, ni creo que el futuro será peor. A veces volvería al pasado por un tiempo pero por volver a estar ahí, por revivir esas cosas y recordarlas, para disfrutar de todo momento con mayor intensidad, saboreando cada brizna de aire, cada mirada, cada risa, cada roce, cada paso, cada palabra. Pero no dejaría esto para volver atrás. Un río nace fuerte, bravo, violento. A su paso es capaz de abrir su cauce, romper rocas y tumbar árboles. En cambio, en su desembocadura la corriente es más mansa, forma meandros que sólo eliminará lentamente, y se pliega a las dificultades del terreno. Pero el agua baja hasta el mar, y no vuelve a subir. Por eso a veces me gustaría ser un poco como la marea, y volver río arriba, y llegar más allá, hasta la montaña, pero luego volver al mar en el que estoy.

El otro día apareció en el Messenger un amigo de Italia. Ahora que he vuelto a casa y estoy más tiempo enganchado al ordenador, por fin hemos hablado bastante.

Y qué quieren que les diga, sé que 'al lugar donde has sido feliz / no debieras tratar de volver' pero si no tuviese aquí lo que tengo, Italia sería una opción. Y no me malinterpreten, no es que me sienta atado, es que lo que tengo no lo cambio por nada. Un buscador de perlas que encuentra la mayor del océano y la vende para comprar cuatro perlas menores no merece otro nombre que estúpido. Y yo puedo ser tonto, pero estúpido no.

A veces la nostalgia le coge a uno desprevenido, y la melancolía le da un navajazo en el estómago, pero a veces uno sueña...

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