Hoy, al entrar al metro en Erandio, vieniendo hacia casa, había unos chavales repartiendo periódicos. Estaban muy contentos, la verdad, se ve que les gusta eso de jugar a tener trabajo. Una niña se me ha acercado y me ha dicho "¿Quiere un periódico, señor?" Era un Deia del día 18, pero me daba igual.
ha sido coger el periódico y darme cuenta de que yo también repartí periódicos hace 3 años, con mis apabullantes 18 añitos. La verdad es que es uno de los trabajos que más me gustarán en mi vida. Llegaba 20 minutos tarde por sistema, salía hora y media antes de lo estipulado, lo cual dejaban mi jornada laboral en unos 40 minutos. Me pagaban poco, pero para lo que trabajaba, estaba muy bien. En resumidas cuentas, me pagaban por madrugar, porque me encantaba ir. Sobre todo hablar con la gente, chicas que trabajaban allí, señoras que viajaban, pero antes de entrar se quedaban 15 minutos hablando... Una en Sarriko hasta me daba dinero de vez en cuando, y en Navidades, el tan olvidado aguinaldo. Y una vendedora me regaló un cupón de la ONCE para un viernes, a la que prometí darle la mitad si tocaba. Y no tocó, porque seguí currando.
Ahora ando terminando un encargo (me quedan unas semanas aún) y me pondré a buscar curro en serio. Aún no tengo una vida laboral digamos "seria" y ya ando nostálgico de trabajos anteriores...
Lo que puede evocar sin saberlo un niño jugando a trabajar...
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